Hoy, hemos llegado a la conclusión de que tenemos un poltergeist en el estudio. Así es, y probablemente sea el alma en pena de un antiguo técnico que murió atormentado por las exigencias de los locutores; por meter un corte tras otro y tener que nivelar el volumen de los micrófonos durante horas y horas y horas hasta que finalmente desfalleció por sobrecarga cerebral.
El lunes no pudimos subir el podcast porque se oían voces en la grabación (probablemente una psicofonía), y hoy tampoco habrá podcast porque el ordenador se descontroló y no se pudo exportar.
Sentimos tener este incordio de ánima y prometemos sacrificar próximamente a algún locutor para vengar su muerte y que se quede tranquilito. Si tenéis sugerencias, dejadlas en comentarios.
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